Hoy he leído una historia curiosa y quería compartirla con vosotros.
Gracias al escritor, master y amigo Enrique Freire, autor del blog Frick. Inc. (que si no lo has visto, ya estás tardando), y a través de Lavondyss, me ha hecho pensar en esa bolsa llena de dados "de formas raras" que todo buen rolero que se precie tiene metidos en la típica bolsa de tela, y sobre todo cuando los usaba en mis comienzos freaks, con aquel maravilloso D&D de caja roja.
La historia cuenta el origen de cómo y por qué se empezaron a usar estos dados poliédricos para los juegos de rol. En concreto la historia está contada por el mítico Dave Anderson, que cómo todos supongo que sabéis fue co-creador junto con Gary Gygax de aquél primer juego de rol llamado "Dragones y Mazmorras".
Comenzamos...
Sus Satánicas Majestades del Rol, Gary Gygax y Dave Anderson. |
¿Cómo llegaron los dados poliédricos a los juegos de rol?.
De verdad ¿nunca te has preguntado por que se usan el D4, el D8, el D10, el D12 y el D20 en el sistema de juego de Dragones & Mazmorras?. Bueno, pues aunque no te lo hayas preguntado, voy a comentártelo de todos modos. Después de todo, si hay una cosa que diferencia a los juegos de rol de todos los demás juegos de mesa, son precisamente "esos dados raros".
En los oscuros y lejanos tiempos antes de la existencia de los juegos de rol, vine de viaje a Europa con mis padres. Nuestra gira europea me llevó finalmente a Londres, dónde pude visitar una tienda de juegos cerca de Trafalgar Square , llamada "The Tradition Shoppe", (nota, todos los lugares y situaciones que se mencionan en este articulo están sujetos a la debilidad de mi memoria; haré lo que pueda para recordar las cosas lo más fielmente posible).
En el piso de arriba de la tienda había una pequeña sección de juegos, que básicamente se limitaba a juegos militares (los juegos de tablero eran una rareza por aquél entonces). Entre los libros de historia militar, las guías de pintado de miniaturas, y las miniaturas propiamente dichas, había un cubo que contenía un puñado de dados de 20 caras. Eran rojos y negros. Los números no estaban pintados (estaban grabados en las caras del dado), y en general no estaban muy bien hechos (a juzgar por las muchas imperfecciones que tienen los que todavía conservo). No tengo la menor idea de dónde los fabricaron, y no puedo recordar ni un solo juego que los utilizase por aquella época. Como nota positiva, he de decir que eran muy baratos y estaban hechos de plástico duro.
Compre tres pares. Estaba seguro que semejante juego de dados capaz de generar una gran variedad de números aleatorios, revolucionaría mis partidas de miniaturas cuando volviese a casa, y que sustituirían fácilmente las tablas de porcentajes que usábamos, y que funcionaban con 2 dados de 6 caras.
Error.
En aquellos días, los aficionados norteamericanos a los juegos de miniaturas eran muy conservadores. Hacia poco tiempo que habían empezado a aceptar las miniaturas de 25mm de importación. Las habían aceptado a regañadientes y sólo porque eso permitía muchas más variedad de lo que existía en USA. Así que mis dados languidecieron como una extravagancia incomprendida. Pensé en utilizarlos para un juego de guerra naval que estaba preparando, pero no pude encontrar el más mínimo rastro del fabricante por ninguna parte. Quien fuera que los había hecho, se lo había tragado la tierra, junto con sus dados.
Al cabo de poco tiempo, empecé a trabajar con Blackmoor y los D20 volvieron a venirme a la cabeza.
La magia, siendo la fuerza extraña y arcana que es, pedía a gritos la utilización de unos dados tan peculiares. Los primeros jugadores en probar mi sistema los aceptaron rápidamente (los mismos jugadores, dicho sea de paso, que los habían rechazado para los juegos de miniaturas, que al parecer eran una cosa "más seria"). No representó ningún problema tener tan solo tres pares de dados. Blackmoor fue el mundo de campaña que Dave jugaba con las reglas Chainmail modificadas, en que cada jugador controlaba un personaje en vez de un ejercito.
En general, pensábamos que nadie aparte de nuestro grupo de chalados mostraría jamás el más mínimo interés en jugar a esta cosa rara de fantasía, con los dados de 20 caras, pero nosotros seguíamos en ello, porque nos lo pasábamos bomba jugando a Blackmoor.
Entonces, el grupo de juego de Lake Geneva (Gary Gygax y compañía), se vio expuesta a Blackmoor. Con una copia de Blackmoor y un par de D20s, nació lo que acabaría por convertirse en Dragones & Mazmorras.
Gygax visto por Matt Groening. |
Muy bien, así que D&D iba a ser publicado. Eso significaba que necesitábamos una buena provisión de D20. Los chicos de Lake Geneva encontraron un fabricante en la costa oeste. Se trataba de una pequeña compañía de juguetes educativos, que vendía juegos de dados con varias formas, para enseñar a los niños a distinguir entre los diferentes cuerpos geométricos. Cada juego de dados venia en una bolsa de plástico, e incluía un D4 (amarillo), un D6 (rosa), un D8 (verde), un D12 (azul) y un D20 (blanco).
Fabricados en plástico blando, nadie se había dado cuenta de lo rápido que estos D20 se empezarían a desgastar (todavía conservo uno que cuando lo lanzas se pone a rodar como un loco, y se mantiene rodando con solo soplar sobre él de vez en cuando). Pero el precio por cada juego de dados no era muy alto, y la compañía podía proveer a nuestra flamante editorial, Tactical Studies Rules (TSR), 500 juegos de dados, los suficientes para llevar adelante la primera tirada de D&D.
Gary Gygax tuvo la idea del nombre (Dungeons & Dragons), mientras que nuestras respectivas campañas darían su nombre a los primeros suplementos del juego.
Las reglas no estaban todavía acabadas cuando surgió un problema grave. ¿Qué hacer con los juegos de dados?, ¿Abrir las bolsas una a una para sacar los dados de 20 caras, que eran los que necesitábamos, y regalar los demás dados a una escuela local?. Tras probarlo durante un rato, nos dimos cuenta de que iba a ser una labor bastante farragosa, por no mencionar la cantidad de dados que íbamos a malgastar (por los que, todo hay que decirlo, habíamos pagado).
¿La respuesta?. Añadir reglas en que se usaran el D4, el D6, el D8 y el D12 y no solo el D20.
Cuando TSR empezó a planear la tercera reimpresión del juego (5000 copias!!!), la compañía de juguetes educativos dijo que no podía hacer frente a la demanda. Así que TSR se puso a buscar hasta dar con una compañía china con capacidad para fabricar los dados que les pidiésemos. De nuevo, en plástico blando, y todos del color blanco. (pero qué se le iba a hacer; creo que fue Henry Ford quién dijo "nuestros clientes pueden elegir cualquier color para su nuevo Ford Modelo-T, mientras dicho color sea el negro").
Fue Lou Zocchi, años más tarde el primero en poner a disposición del público dados de diferentes colores. Y hoy en día hay todo un abanico de dados de todos los tamaños y tonalidades, para satisfacer los gustos roleros más exigentes. Y fabricados en plástico duro, que pueden resistir innumerables sesiones de juego.
Por lo que a mi respecta, en todos estos años he intentado coleccionar al menos un dado de cada forma y color existente, pero por supuesto no lo he conseguido. Tengo una buena cantidad de ellos, claro, pero nunca soy capaz de recordar cuáles tengo y cuáles no, ni cuáles he perdido o cuáles he regalado (suspiro). PERO, todavía guardo tres de mis dados originales de Londres. Y aunque hoy en día ya están semi-retirados, los tres siguen conservando sus esquinas igual de uniformes y puntiagudas que hace 30 años.
Dave Anderson.
Conmovedora historia del origen de los dados que tantas y tantas veces habremos tirado...y las que nos quedan.....
A más ver.
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